Anoche, mientras cenábamos, mi hija de 7 años, se balanceaba sobre la silla, dejándola golpear el piso, insistentemente. El ruido que producía, no muy alto, resultaba bastante molesto. Le pedí que por favor, dejara de hacerlo.
Simplemente, me miró y se detuvo. Pocos segundos después, comenzó nuevamente....
Estaba a punto de darle un reto... cuando me ví, 30 años atrás, haciendo exactamente lo mismo. Comencé a sonreír... y le dí las gracias.
Mi hija me miraba con cara de sorpresa, sin entender porque me reía y menos aún porque le daba las gracias.
En ese segundo, recordé hasta el color del mantel. Como estábamos sentados a la mesa, mis padres, mis hermanos y yo... y la sonrisa de mi padre, un segundo después de haberme pedido que dejara de moverme en la silla.
Esto también me traslado en el tiempo...
Simplemente, me miró y se detuvo. Pocos segundos después, comenzó nuevamente....
Estaba a punto de darle un reto... cuando me ví, 30 años atrás, haciendo exactamente lo mismo. Comencé a sonreír... y le dí las gracias.
Mi hija me miraba con cara de sorpresa, sin entender porque me reía y menos aún porque le daba las gracias.
En ese segundo, recordé hasta el color del mantel. Como estábamos sentados a la mesa, mis padres, mis hermanos y yo... y la sonrisa de mi padre, un segundo después de haberme pedido que dejara de moverme en la silla.
Esto también me traslado en el tiempo...
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2 comentarios:
A veces se nos olvida que también fuímos niños...
Te encontré en el blog de "El nombre..."
Saludos
Hola batsi. Gracias. Es verdad, a veces nos olvidamos. Pero nuestros niños nos lo hacen recordar. Yo hace unos meses que te leo. Muy bueno tu blog. Y tus "postales".
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