Ayer, en la oficina, organizaron un asado. Era al medio día, en el Club de Pescadores de mi ciudad. Ok, dije, después de las 13, estamos por allá.
Por supuesto en la oficina a las 11:30 ya estábamos todos hablando del "asadito", motivo por el cual... todas las tareas del día, automáticamente pasaron para el viernes.
Hacía por lo menos, 25 años que no iba al Club de Pescadores.
12:45 salimos para el Club. A medida que nos acercábamos, comencé a recordar cuando, de niño, en verano, iba con mi familia y amigos.
Me veía, en el muelle para pescadores tratando de tirar mi línea, en ojotas, en cuero, con el viento golpeándome la cara, sonriendo... Veía a mi padre, salando la carne y conversando con amigos, mientras tomaban alguna copita para mitigar el calor. Las mujeres, como siempre, preparando las ensaladas, y los últimos detalles para llevar algo de comodidad a la hora de sentarnos a la mesa.
Me veía yendo a la cantina, corriendo carreras para ver quien llegaba antes, pedirle al cantinero las bebidas frescas y volver molestando al otro por haber llegado último.
Me veía recorriendo todas las instalaciones del Club, que para ese entonces, era un mundo, casi interminable...
Llegamos. Cuando entré a la cantina me costó mucho poder entender, porque aquel lugar, que hace tanto tiempo me parecía gigantesco, hoy, sólo era un amplio salón.
Las altísimas hamacas, en las que pasábamos horas mis hermanos y yo, eran mucho más bajas que lo que las recordaba.
Con pocos pasos llegué, de la cantina al muelle; el que ni siquiera me pareció la mitad de peligroso y alto que rememoraba.
Fueron segundos, nada más, pero se me amontonaron todos esos recuerdos de golpe. Entonces, inmediatamente, entendí este poema que había leído hace muchos, de Mario Benedetti:
Cuando éramos Niños
Cuando éramos niños
los viejos tenían como treinta
un charco era un océano
la muerte lisa y llana
no existía.
luego cuando muchachos
los viejos eran gente de cuarenta
un estanque era un océano
la muerte solamente
una palabra
ya cuando nos casamos
los ancianos estaban en los cincuenta
un lago era un océano
la muerte era la muerte
de los otros.
ahora veteranos
ya le dimos alcance a la verdad
el océano es por fin el océano
pero la muerte empieza a ser
la nuestra.